martes, 1 de marzo de 2016

La Ley: El primer mandamiento



“Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

No tendrás dioses ajenos delante de mí (Éxodo 20:2).

Cuando a las personas se les pregunta cuál es el primero de los 10 mandamientos usualmente contestan: “Amar a Dios sobre todas las cosas”, seguramente porqué eso les enseñaron en sus casas, en la televisión o en alguna otra parte menos la Biblia. Es cierto que Jesús dijo que el primer gran mandamiento es amar a Dios con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas, pero en el contexto que Jesús dice estás palabras es completamente diferente a la cuestión de cuál es el primero de los 10 mandamientos, el resumen de la Ley es amar a Dios y al prójimo, no el total de mandamientos, en otras palabras, amar a Dios sobre todas las cosas es solo una parte del resumen de estos mandamientos y los que vinieron después. 

Habiendo aclarado la duda de cuál es el primer mandamiento, revisemos en nuestras biblias que quiso decir el Señor a Moisés con esas primeras palabras “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre”, en esta primera frase encontramos la razón que Dios da para emitir su Ley y se divide en tres secciones:

“Yo soy Jehová”: En las biblias, dependiendo de cuál traducción se use, el término hebreo “YHWH” se ha traducido como Jehová, Yahvé y Señor; en el caso de este blog, se usan citas tomadas de la versión Reina Valera de 1.960 por tanto se encuentra el término Jehová. Este término se usa en la biblia para hacer notar el carácter poderoso de Dios, cuándo esta palabra se usaba en el pueblo hebreo se hacía referencia al imperio, el dominio y la majestad de Él. Bien encontramos una descripción de este término en el Salmo 24:7-10 donde dice: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria”.

“tu Dios”: El término hebreo que traduce esta palabra es “Elohim” y a diferencia del uso que se le da a “YHWH” para describir poder, dominio y majestad; Elohim se usa para hacer énfasis en la bondad, la gracia y el amor de la deidad. Por eso podemos leer muchas veces la expresión “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” en esta expresión encontramos la relación de pertenencia basada en la gracia de Dios hacia los patriarcas y por ende con todo el pueblo de Israel. Otro ejemplo lo podemos encontrar en Jeremías 31:33: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”.

“que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre”: Esta expresión es una advertencia contra la ingratitud, Israel tuvo el favor de un Dios poderoso, dueño de todo, amoroso y lleno de bondad, algo de no debían olvidar nunca. Por eso en el Salmo 106 el salmista confesando el pecado del pueblo expresa: “Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho grandezas en Egipto” (Salmo 106:21). En otras palabras el pecado del pueblo de Israel radicó en olvidar lo que Dios había hecho por ellos, por eso no tienen excusa delante de Dios pues antes de dictar sus leyes, Él los exhorto a no olvidar lo que hizo por ellos. Ahora bien, nosotros que no somos israelitas no tenemos que recordar necesariamente la liberación de Egipto, pero si tenemos que recordar la liberación que Dios nos hizo del mundo por medio del sacrificio de Cristo, así que el llamado a no ser ingratos con lo que Dios hace con nosotros sigue vigente hoy.

En conclusión, la razón que tenemos por la que Dios nos da sus mandamientos es porque: Él es el poderoso y dueño de todo, Él es amor, bueno y lleno de gracia, y nos quiere guardar de ser ingratos con las obras que ha hecho por nosotros.

Ahora bien, analicemos el primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, podemos dividir este mandamiento en dos partes para una mayor comprensión del tema:

“No tendrás dioses ajenos”: Sólo a Dios debemos atribuirle lo que es exclusivo de Él, si bien en la antigüedad existían muchas deidades que fácilmente tomaban el papel de Dios gracias a las tendencias del pueblo de Israel a buscar otras cosas que fueran objeto de su culto, a nosotros que vivimos en el mundo moderno es mucho más fácil abstenernos de buscar otro tipo de deidades; sin embargo, lo que si podemos hacer para violar este mandamiento es no darle a Dios lo que es de su exclusividad, la pregunta sería ¿Qué cosas son exclusivas de Dios? A esto podemos responder lo siguiente, a Dios pertenece solamente:

1. La adoración: Debemos entender que adoración no tiene nada que ver con música, en este contexto de mandamientos de la deidad la adoración es la veneración y el culto que se le rinde a algo o alguien, en este caso a Dios, cuando uno como persona se somete a conciencia a la grandeza de ese algo o alguien. Por ende, a lo único que le rendimos culto y sumisión total es a Dios.

2. La confianza total: La biblia dice que maldito es el hombre que confía en el hombre, sin embargo debemos entender que este versículo se refiera a la confianza total, absoluto y ciega de parte de una persona hacia otra, no es pecado que sientas algo de seguridad y fiabilidad en un ser humano, lo que sí es pecado es que pongas la plena confianza en él. La confianza total es la seguridad de corazón que tenemos en Él por quién es Dios en sí, en otras palabras, por sus atributos.

3. La invocación: Es el recurso que nuestra alma tiene para colocar en Él su esperanza. Muchos cristianos saben que van al cielo y rinden culto a Dios pero no han aprendido a invocar su nombre en medio de las dificultades, es por eso que además de adorar y confiar en Dios, necesitamos invocar su nombre todos los días.

4. La acción de gracias: No quiero decir que no debemos ser agradecidos con los seres humanos que hacen cosas buenas por nosotros, cuándo me refiero a dar acción de gracias a Dios me refiero a sentir una gratitud tan profunda que da como resultado rendir alabanzas a Dios por los bienes que nos ha dado y con ello todas sus obras. Este tipo de gratitud solo la merece Dios.

“delante de mí”: Estas tres simples palabras merecen una mención aparte de lo que hasta ahora hemos podido ver debido a que aquí se está realizando un fuerte énfasis en la gravedad del pecado de tener algo que ocupe el lugar de Dios. “Delante de mí” está diciendo al hombre que sus pensamientos y sus actos siempre están delante de los ojos de Dios, no olvidemos queridos lectores que todo lo que hagamos, sea bueno o malo, será visto por el Señor y eso lo deja claro desde su primer mandamiento.

Para finalizar hagamos una reflexión en nuestro interior ¿Estoy dando el lugar que Dios merece en mi vida? ¿Estoy consciente que todo lo que hago está siendo visto por Dios? Una comprensión de estas realidades me ayudarán a guardar la esencia de este mandamiento.

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