lunes, 29 de febrero de 2016

Los 10 mandamientos: Una introducción a la Ley de Dios

A lo largo de la historia de la humanidad hemos encontrado que todas las naciones, desde las más primitivas hasta las más civilizadas, se han constituido a partir de unas leyes. Las leyes sirven en las naciones para poner orden en la sociedad y de esta manera se evita el colapso de la misma, de lo contrario los seres humanos vivirían como animales sin rumbo fijo y sin un sentido de sociedad. Como cristianos debemos entender que las leyes vienen de Dios para poner orden a las sociedades, ahora bien que el hombre no haya hecho buen uso de esa facultad que Dios le dio para legislar es otro tema que hablaremos en otro artículo si Dios lo permite, solo quiero dejar claro que el hecho de que existan leyes en el mundo es debido a que Dios mismo fue quién colocó en el hombre el hacerlas de manera instintiva o por medio del razonamiento.

Si entendemos que el hombre por naturaleza ha de crear leyes para la convivencia de él mismo en la sociedad que ha conformado, debemos saber también que Dios ha hecho sus propias leyes. Cuándo en el mundo se conformaron las diferentes naciones, Dios escogió una nación (Israel) para mostrar su voluntad no sólo a esa nación sino al mundo entero, esa voluntad se vio plasmada en lo que hoy conocemos como la “Ley”. Cuando vemos en las películas el éxodo de la nación israelita siempre imaginamos que Dios quiso hacer libre a este pueblo, pero hay que tener claro que la razón por la que Dios los liberó es que Dios quería forjar una nación Santa para Él que lo representara en la tierra (Éxodo 19:6). 

Dios dio sus leyes para que le agradáramos y por medio de eso mostrarnos su favor Deuteronomio 12:28 dice: “Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre”. Es muy conocido en el mundo y me animo a pensar que gracias a las películas más que por el conocimiento de la palabra, el decálogo que Dios le dio a Moisés en el monte Sinaí el cuál encontramos en Éxodo 20: 1-17 el cual dice así:

“Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

No tendrás dioses ajenos delante de mí.

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

No matarás.

No cometerás adulterio.

No hurtarás.

No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”.

Basados en esas leyes voy a dedicarme a escribir una serie de artículos dónde pienso exponer con la ayuda de Dios lo que Él nos quiso decir con los famosos 10 mandamientos. Por ahora dedicaré estás líneas a presentar una introducción a lo que es la Ley de Dios.

Antes que nada hay que dejar claro que la Ley tiene la regla de la justicia perfecta y suficiente, a la cual debemos someternos como creyentes, esto nos ayuda a evitar y guardarnos de inventar nuevas formas de culto Deuteronomio 12:32 lo dice claramente: “Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”. En otras palabras, cuando hacemos caso a la Ley de Dios no hay necesidad de crear nuevas formas de servicio a Dios, Él ya dio la manera correcta en cómo debemos servirle.

Es importante saber que la Ley fue dada para darnos a conocer la voluntad de Dios creando la conciencia de lo que es pecado y así mostrarnos su gracia Romanos 7:7 dice: ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás” afirmando que el conocimiento del pecado es gracias al conocimiento de la Ley de Dios, podemos leer en Gálatas 3: 19-22 lo siguiente: “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes”, en este pasaje se nos deja claro que la Ley fue dada para que viéramos nuestra incapacidad de ganar la salvación por las obras y por lo tanto dependientes de la justicia de Cristo la cual se nos es imputada por medio de la fe en Él. Gracias a la Ley nosotros conocemos la gracia del Señor.

Por otra parte la Ley nos muestra la bondad y severidad de Dios al mismo tiempo, podemos ver esto en los pasajes Levítico 18:5 y Ezequiel 18:20 donde dicen respectivamente: “Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová” y “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”. Gracias a la Ley podemos ver el carácter Santo de Dios, sus mandamientos no son más que la forma en como comprendemos su santidad.

Hemos visto varias características de la Ley de Dios, para finalizar este artículo quiero compartirte tres principios básicos que debes tener en cuenta al leer los mandamientos de Dios y meditar en ellos:

  1. Para Dios (Que es espíritu) nuestros pensamientos son actos, la ley humana juzga por actos cometidos, pero Dios juzga desde que el acto está en el pensamiento y en el corazón del hombre, por lo tanto la Ley es espiritual (Romanos 7:14) y exige la obediencia desde el corazón del hombre, no solo desde el exterior donde el ojo natural ve pero no se sabe que hay en el interior de la persona: Deuteronomio 6:5-6: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”
  2. Cuando Dios manda una cosa, intrínsecamente está prohibiendo otra, es decir, si Dios dice “Honra a padre y madre”, además del mandato de honrar a nuestros padres, Él está prohibiendo toda falta que pueda hacer el hombre que afecte negativamente a sus padres. Otro ejemplo sería este: Si Dios dice “No robarás”, es porqué Él nos está mandando a ser honestos. De esto se trata entender la Ley espiritualmente.
  3. Y por último, los mandamientos de la Ley de Dios se resumen en amar a Dios y al prójimo. Por lo tanto todo lo que hagamos para agradar a Dios por medio de los mandamientos debe ser motivado por el amor a Dios y a nuestros semejantes (Mateo 22:34-40).

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