martes, 23 de febrero de 2016

Los afectos: Una perspectiva bíblica hacia lo que amamos.

Todos los seres humanos tenemos afectos: hacia la familia, los amigos, compañeros de trabajo, nuestra mascota, entre otras cosas. Si usamos el buscador de Google para encontrar el significado de la palabra afecto nos encontraremos que afecto es un adjetivo que define a algo o alguien que es partidario de una persona o una cosa, o siente aprecio o afición por ellas, en otras palabras, los afectos son los sentimientos agradables hacia algo o alguien. Si usamos palabras más bíblicas la palabra afecto podemos reemplazarla por amor, el afecto en la biblia los podemos mirar como aquellas cosas que amamos.

Cristianamente los afectos de una persona que dice amar al Señor deben estar puestos sobre 4 cosas esencialmente:

· Los mandamientos de Dios: Salmo 19: 7 -10; 119: 97, 103.
· La casa de Dios y la adoración: Salmo 27: 4; 1 Crónicas 29: 1 -5
· El pueblo de Dios: Salmo 16: 1-3; Romanos 12: 10
· Las cosas celestiales: Colosenses 3: 1- 2

Por otra parte los afectos de un creyente no deben enfriarse, debemos entender que como cristianos tenemos una lucha contra los deseos carnales, ellos batallan a diario para hacernos pecar y como consecuencia hacen que el afecto hacia las cosas de Dios disminuyan, estos deseos carnales pertenecen a nuestro viejo hombre, a la naturaleza pecaminosa que hemos heredado de nuestros padres desde Adán y son los que nos llevan a vivir de manera opuesta a la voluntad de Dios. Mateo 24:12 dice que en el final de los tiempos el amor de muchos se enfriaría a causa de la maldad, podemos aprender un principio importante de este pasaje y es el hecho de que a medida que demos cabida a la maldad y al pecado en nuestras vidas el amor hacia a Dios y los afectos ante las cosas que pertenecen a su reino se irán enfriando. Es importante que el creyente aprenda a mortificar la carne ya que de esa manera los afectos hacia Dios irán en aumento.

La Palabra de Dios nos enseña que debemos morir a nuestros afectos carnales (Romanos 8:13; 13:14), solo por medio del poder del Espíritu Santo podemos hacerlo, si vivimos una vida sujeta a la palabra de Dios, su Espíritu nos dará el poder para poder vencer estos deseos, trayendo como consecuencia el crecimiento del amor hacia las cosas de Dios. Cuando vencemos los deseos carnales nos hacemos esclavos de Cristo movidos por el amor de Dios que ha sido avivado por el Espíritu Santo en nuestros corazones.

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